El término wallet significa billetera. Esta palabra nos puede llevar a confusión muy fácilmente, ya que aunque signifique eso, una wallet de bitcoins tiene poco que ver con esa idea de sitio en el que está el dinero. Así que, antes de decir lo que sí es, quiero resaltar lo que no es, porque la mayoría de definiciones que he leído están equivocadas y por lo tanto hay mucha confusión al respecto: Una wallet no es el sitio en el que se guarda nuestro dinero: el lugar en el que se guarda nuestro dinero es la red bitcoin, no la wallet. Una wallet no es más que la interfaz desde la que interactuamos con la red utilizando la clave privada de la dirección asociada. Por lo tanto decir que el dinero está en la wallet es como, hablando de dinero fiat, decir que está en la aplicación que usamos para conectar con nuestro banco de turno: el dinero no está en la interfaz, sino en el banco.

Ahora bien, aunque en términos estrictos una wallet no es más que una interfaz, en la realidad suelen implementar bastantes más operaciones. Las más básicas permiten ver nuestro saldo, historial de transacciones, enviar y recibir dinero, y las más sofisticadas tienen todo tipo de funcionalidades financieras imaginables, permitiendo por ejemplo la compraventa de otras monedas, incluidas ciertas monedas fiat (en ese caso también se le llama exchange), e incluso programar operaciones en función del precio de mercado de manera automática (en cuyo caso también se le suele llamar bróker). Lo que es importante tener claro es que todas estas aplicaciones implementan en su núcleo una interfaz de acceso a nuestras direcciones de bitcoins.