Evidentemente, la utilidad inicial del bitcoin, para lo que fue pensado originalmente, fue la de método de pago puramente digital sin tercera parte de confianza. Sin embargo, como hemos visto, es un sistema que no nos sirve para ir a comprar a la tienda de la esquina debido al elevado tiempo para que se ejecuten las transacciones (un mínimo de 10 a 20 minutos), y al elevado precio de las comisiones; así que se puede argumentar (y se argumenta) que fracasa en su cometido original y que, por lo tanto, es inútil. Bien. No obstante, tal y como comentábamos antes, sí que es un sistema que actualmente sirve como reserva de valor, y creo que esa utilidad ya es bastante buena por sí misma, y más en momentos de inestabilidad económica como el actual en el que las impresoras de todos los Estados y Uniones ya están dándole a la manivela para hacer frente a la crisis económica derivada de la Covid-19, lo cual generará inflación a nivel mundial devaluando el valor del dinero. Probablemente sea un gran momento para el bitcoin en tanto que reserva de valor. Por otro lado, aunque es cierto que actualmente el bitcoin no resulta útil como medio de pago para el día a día, sí podría resultar útil para pagos interbancarios en los que los tiempos se reducirían de días a minutos, pagos intercontinentales, pagos hipotecarios, y en general compra de bienes de alto valor en los que una comisión de 12 € (por poner una cifra) suponga una mínima diferencia respecto al valor total del movimiento. En este sentido, el bitcoin también se parece mucho al oro: no se nos ocurriría ir a comprar una barra de pan con un lingote de oro