Es el primer pilar en el que se basa Bitcoin. No tiene mucho misterio; las redes punto a punto, o P2P (peer-to-peer) son una tecnología muy conocida, ya que se hicieron famosas hace un par de décadas con el nacimiento de Napster en 1999 y, posteriormente, eMule y otros clientes P2P. Estas redes se popularizaron porque permitían el intercambio sin control de todo tipo de contenido digital protegido por leyes de propiedad intelectual, dando lugar durante muchos años a una piratería de contenidos digitales sin precedentes que, a día de hoy ha sido muy mermada por la lucha de los Estados, pero sobre todo por la oferta que realizan plataformas como Spotify o Netflix para el consumo barato o incluso gratuito (patrocinado) de estos contenidos.

Peer-to-peer significa persona a persona o punto a punto, y como digo, su objetivo es permitir compartir archivos entre particulares sin necesidad de pasar por servidores centralizadores de la información. Precisamente por este motivo, estas redes eran muy difíciles de eliminar por los agentes de lucha antipiratería, ya que se trata de una red de nodos sin cabeza a la que atacar. Si la policía eliminaba un nodo de la red, esta seguía funcionando, y seguramente aparecían más por pura reacción ante lo que se consideraba un ataque. Desde el punto de vista de Bitcoin, la red P2P es la parte del sistema que permite conectar cualesquiera dos usuarios de la red para realizar un intercambio monetario (es decir, intercambio de valor) en contraposición a las redes tradicionales P2P que permiten el intercambio de ficheros (es decir, intercambio de información). Una red punto a punto se pinta más o menos así: